sábado, 4 de enero de 2014

pequeña tragedia

Como un fiel perro guardián, se sentaba cada dia en el mismo lugar, esperando lo que siempre deseó, con la ínfima esperanza de que algún dia llegaría.
Ya habían transcurrido meses, uno tras otro, y esto le obligaba a desprenderse de cada ápice de paciencia.
Lo tuvo una sola vez, y eso le bastó para obsesionarle hasta el punto de esperar cada dia por su regreso.
Hasta que se rindió.
Nada más le preocuparía, nada más volvería a dejarle en aquel vegetativo estado emocional.
Se había enamorado perdidamente, había sufrido y se había desengañado a si misma.
Ahora nunca más volvería a amar.
Hasta que el amor vuelva a llamar a su puerta.

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