lunes, 6 de enero de 2014

Infinita felicidad

Eran un par de palabras que leía cada noche, sólo eso bastaba para hacer del dia que venía, uno  completamente feliz.
No siempre se fijó de esa manera en alguien. Usualmente miraba los ojos de la gente y se conectaba con ellos. Lo que veía a través de ellos le enamoraba, pero esta vez, cada iris era una nebulosa, no podía imaginar los secretos que esos ojos podian esconder.
Se conformaba con saber que en algún lugar del mundo, alguien se preocupaba por su persona, y la apreciaba por lo que era emocional e intelectualmente, sin tantas ataduras superficiales.
Era feliz sabiendo que a pesar de que nunca se conocerían, aun asi compartirían ese vinculo. Una unión que no era de amantes, era una conexión entre dos almas perdidas que se encontraron a si mismas y luego al mundo, y compartieron todo lo suyo sin nada a cambio.
Era feliz con la autenticidad que florecía por sus poros, la satisfacción llenaba su espíritu.
Y eso era todo lo que necesitaba.
Un amigo que entendiera lo que vivía, que confiara sus secretos, que ayudara en sus problemas.
La reciprocidad era fundamental, y, aunque no era una persona aficionada a dar consejos y elogios, aprendió a hacerlo sólo para ser una buena amiga, para derrochar su amor y sinceridad con todos.
A eso le llamaba FELICIDAD.

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